He oído que lo que está delante de
nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en
el interior: desde entonces llevo Ray-Ban siempre.
Entrando directamente hacia la barra, allí
estaba ella, el gurú de la noche: la camarera. Ese ser a quien confío mi resaca
semanal y de quien espero que, por compasión, no me ponga garrafón. Ese ser que
parece siempre sereno entre tanta botella y nos hace ver a los demás siempre
tan perjudicados con sólo una copa, porque recordemos que siempre es solo Una:
Siempre es la Primera. (Al respecto os recomiendo ver el Decálogo de las 10 mejores mentiras, ésta se encuentra junto a la nueve,
que también es de mis favoritas, la de “No- Te- Va -a -Doler”).
Era una de esas noches tranquilas de copa de Gin ácido en mano,
que predecía resaca laboral post-mañanera, calor de 45 grados y aún no había
llegado ÉL.
Las risas, las anécdotas de siempre: que si mi amiga se ha casado, que
si mi media naranja, que si tu medio limón, que si ¡yo solo quiero peras¡(
En fin…) Aquella era sin duda una noche más, sin lugar a dudas: nuestra noche.
De repente sonaron las palabras mágicas, se detuvo el tiempo, cesó
el calor, se acabó el Gin y llegó ÉL.
Todo el mundo levantó sus manos al son de: “mi reina bella, cosita loca”.
Gracias a ÉL, lo que nos enseñaron en el jardín de infancia cobra,
por fin, todo su sentido: aquellas magníficas clases de psicomotricidad en las
que se ponía música en un magnetofón de cinta, y cuando escuchábamos ciertas
palabras, provenientes casi siempre de la danza de Xuxa, nos levantábamos
aplaudiendo. Sólo que las palabras “dale, vaina, loca, dale, provoca” no
estaban en el listado de los cuadernillos Rubio. (¡Lástima!)
Ha llegado el fenómeno de masas, líder indiscutible,
presidente de la cumple del G-20.
De repente un chico se dirige a mi: “¿Eres de PitBull?” En ese momento me sentí como en aquellos pueblos de interior cuando te preguntan las viejecitas aquellas que pinchan cuando dan besos :" y tú de quien eres?" Me quedé con las ganas de decir : No soy de Manolo y tú?
Hasta ayer, creía que teníamos a la
“Generación del 27”, la “Generación de nuestros padres” (donde los Panchos
cobraban su sentido y Ana Belén y Víctor Manuel eran los Romeo y Julieta de
nuestra España cañí). He escuchado que somos la “Nueva Generación del
Reggeton”
Me siento como si con decir RON, Méndez,
Madrid, no fumo gracias, ¡viva Amancio! ya sobrasen las palabras, ya sobrasen
los cafés y el añorado flirteo por sms que a mi me encantaba… esa sensación de
no saber cuándo te iba a responder, a diferencia de ahora que sabemos cuando SI
y revindicamos cuando NO.
Desde mi más humilde opinión creo que
debemos recordar nuestros orígenes, no podemos tener por líder a un señor que,
con todos mis respetos, ha traído el fluor , las cadenas, los perros, los
pinchos y ha dejado en quiebra a “just for men”... " ya tu sabe..."
Esa noche sin embargo, nosotros seguimos
bailando al son de ÉL, y al son de música inglesa, al son de los Beatles, que
algunos veneramos, al son de “Mi Chica (¡Grande!), al son de los Planeta, de Hombres G , de Duncan Dhu.
Somos sencillamente una generación que
sabe de música, que ha mandado SMS desde nokias negros y grandes, que le
ha escrito a su primer amor desde una cabina publica , que se ha criado con los
Simpson, que ha visto Sensación de Vivir, que ha llorado con la muerte de
chanquete y que ahora viaja y se planta en Alemania a decir esta boca en
mía, en definitiva puedo decir MODESTIA
APARTE que esta es mi
Generación!
…..y lo mejor de todo es que, con la que
está cayendo, SEGUIMOS
BAILANDO.
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